COLUMNA

Cosmos


Héctor Contreras Organista


«El Grillo», exitoso semanario que dirigió hace años el excelente periodista Arturito Mundo Catalán, en el subtítulo rezaba: «Político sin padrino es hombre muerto». Contundente y realista afirmación.
Viene al caso la remembranza porque uno se pregunta qué «padrino» habrá de tener como «ahijado» al próximo alcalde de Chilpancingo. Tenemos al frente dos aspirantes que van en serio: Alejandro Mendoza Pastrana y Mario Moreno Arcos. Otros, si los hubiera, irían de relleno.
Se dice que Mendoza es cristiano y el Morenazo («M» contra «M») tal vez católico o ateo, no se sabe. Por lo menos en este espacio no podríamos imaginar si dentro de un mes, cuando habrá que ir a las urnas, el voto entre Moros y Cristianos jugará un papel importante.
Pero como anotamos: «El Padrino» será determinante. Bueno, y usted, caro lector, se preguntará: ¿Por qué? La respuesta la vemos muy sencilla. Porque para quien gane la elección por la alcaldía de Chilpancingo, los problemas que habrá de enfrentar pintan «color de hormiga».
Enfrentar e intentar resolver la problemática de la capital del estado no es en modo alguno empresa fácil. Para nadie que haya sido presidente municipal lo ha sido, y en estos tiempos, para quien pretenda serlo vendrá siendo algo así como intentar escalar el Everest pero descalzo.
Por ello «El Padrino» juega ya un papel de primer nivel. En principio porque para realizar una campaña en el municipio, además del recurso económico que la normatividad dispone, se debe contar con otros muchos «centavitos» para más o menos satisfacer a los electores.
Eso no es todo, porque al fin de fines el recurso monetario se soluciona, se pide y se paga, es un negocio. La bronca radica en cómo solucionar cada uno de los problemas que hoy por hoy mantienen al municipio atrapado en esa telaraña que paraliza a la ciudad, sus colonias y pueblos.
«El Padrino» del alcalde próximo de Chilpancingo podría ser Andrés Manuel López Obrador, Enrique Peña Nieto o una «Madrina»: Josefina Vázquez Mota. ¿A Cuadri para qué mencionarlo? Ya enseñó el cobre en campaña, defendiendo cínicamente a Elba Esther. Puffff…!!!
La dupla para encontrar algunas soluciones para Chilpancingo serían «Padrino»-»Ahijado»: Alejandro Mendoza Pastrana-Andrés Manuel López Obrador. Mario Moreno Arcos-Enrique Peña Nieto. ¿La tiene fácil Mario Moreno? ¿Podrá Mendoza Pastrana lograr hacer realidad su sueño?
La oración, niño… la oración… Pero también los votos… A Mario lo veríamos otra vez montado en la silla con su característica soberbia. Mandón, endiosado, pues. ¿Y cómo sería el estilo de gobernar de Alejandro? Habría que verlo, pero da la casualidad que falta un mes para saberlo.
¿Y «El Padrino»? Para desempeñar la magna empresa será necesario usar la capa de Superman o su insignia. Ya parece que vemos a algunos de ellos diciendo al hombre de acero: «Préstame tu ese», la «S» de Superman. O al Chapulín colorado pidiéndole sus antenitas y…¡Síganme los buenos!
Cuando suceden estas campañas para elegir alcalde la mayoría de la gente fija su mirada en quien será el Presidente Municipal. ¡Uta!, se le eleva al rango de semidios o se quita al Dios que pudiera existir y al candidato se le coloca en su lugar. «¡Bendito el que viene en nombre del Señor!»
Pareciera exageración, pero no lo es. La miseria, la pobreza, la falta de todo en el municipio de Chilpancingo así exige que sean las cosas. Exageración no es. Es la realidad, la realidad que a la presidencia municipal llegue no un ser humano sino un casi Dios que pueda «con el paquete».
¿Y cuál es el «paquete»? Comienza por el muy grave y cada vez más crítico problema del agua. El agua, el agua… Una vez un alcalde de Zumpango dijo a un grupo de reporteros: Los voy a llevar a Mezcala para que vean de dónde puede surtirse de agua Chilpancingo. Es cosa de que quieran.
Cándido Nava, gran deportista y ejemplo para generaciones de basquetbolistas nos dijo: «Tengo la solución al problema del agua de Chilpancingo. Le pido al gobierno que me escuche y los llevo al lugar de donde se pueden surtir de agua». Pero don gobierno es sordo. Jamás le hicieron caso.
Y así podríamos citar muchos ejemplos de chilpanchingones que conocen y saben cómo resolver el problema. Pero como decía don Reemberto Valdez Ortega: «Le andan buscando chichis a las gallinas», se hacen como «El tío Lolo» y usan de bandera política la escasez de agua. ¡Qué poca!
Bueno, ese es uno entre miles de problemas. La solución para ellos no sólo es del Supermán o el Chapulín Coloreteado que va a llegar a la presidencia. Es de la misma gente. En el mercado central los propios comerciantes se encargaron de invadir los pasillos y las escaleras. Nadie pone orden.
No, jamás, porque hay «líderes» de comerciantes que defienden la anarquía, la estupidez, el desorden y ellos son los «propietarios» de los espacios de ese y de todos los mercados. ¿Y la autoridad? No vale, no cuenta porque hay maridaje con los líderes, «para los votos».
Y así sigue la lista del «paquete»: El basurero, la recolección de basura y el «negocito»: «La basura, jefa… la basura»… El Bolillo Light… ¡Gaaaassss!, golpeando los cilindros contra el piso de las camionetas repartidoras, el perifoneo sin horario, la insolencia de los urvaneros… En fin…
¿Y los «regidores» y los «síndicos»?... Buscando hueso, ¡Sí Señorrrr!… Para eso cuentan con el ejemplo de sus mayores (sí, como el Mayor de la película «Viento Negro», ¿se acuerdan?)… ¡Todos a una… Fuenteovejuna! Y no agarraron nada. Cínicamente se van a «otros» partidos políticos.
Entonces, si ya tenemos evidencia al frente, si vemos claramente de qué pata cojean (pie es el de los humanos), si ya vimos de qué son capaces, si lo que les escurre es pura falsedad, hipocresía, engaño, mentira, dedo jugado en la boca con lo del agua y endiosamiento, ¿por quién votar?
«Tal es la cuestión», dijo Shekaspeare. Bueno, lo dijo en inglés, ¿verdad? La mayoría de chilpanchingonas y chilpanchingones vivimos «al día»: En la pobreza tirándole a la miseria: ¡Ajá… Y…? «Nuestros» políticos que quieren con nuestro voto seguir pegados a la ubre ¿Cómo viven?
Han pasado siglos y la patraña que vino de ultramar sigue siendo la misma: Cambiar espejitos por oro. Nos han despojado, nos han robado desde entonces y quieren seguir, ¿y nosotros? ¡Votando por ellos!
Ojalá que esta vez nuestra pobreza no nos permita seguir bajo el yugo de los saqueadores. Lo que tenemos en las manos para seguir cantando «Viva mi Desgracia» o cambiar es el voto. Si no reflexionamos en cómo usarlo seguiremos en las mismas o peor. Después, que nadie se queje.

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