COLUMNA
La Jaula de Dios
Jesús Pintor Alegre
A pesar de los gritos, desplantes y ocurrentes frases, las campañas de los candidatos de los partidos políticos, siguen sin tener el plus que los tiempos modernos pudieran exigir, ello, sin que se tenga que exclamar que lo que hace falta, es lo que tiene que ver con la cibernética precisamente, folclor más lúcido, expresiones sicodélicas, ni banderas extravagantes.
Los partidos chiquitos, por mantener el negocio familiar, y bajo la complicidad de los institutos electorales, se siguen conduciendo bajo la premisa de las coaliciones, dos para ser exactos: Compromiso por Guerrero, y Guerrero nos Une, que al final de cuentas, se explican por los efectos mediáticos que pudieran tener en un momento determinado cuando se anuncian.
Fuera de ese contexto, a nivel nacional, se observa, sin duda, la intervención de los jóvenes, una fuerza con la que no pueden los políticos, y que sin definirse por algún candidato en especial, siguen marcando su línea: es importante darse cuenta que los jóvenes esencialmente están diciendo, es que también piensan, y que no hay forma de engañarlos.
Miren ustedes, en la actualidad la importancia de las redes sociales es de tal tamaño, que va a terminar desplazando a muchos, incluidos comunicadores, que atados a sus propias costumbres y a la apropiación del poder de comunicar lo que les diera la gana, ahora ya no es tal, aquella frase de: «qué lástima que usted tenga espacios informativos que no se merece», al poder alguien escribir o estar en un medio informativo, por ahora empieza a ser superado.
Decir lo que se quiere es fácil por ahora, es porque las redes sociales han abierto esa oportunidad, que tanto la ciudadanía exigía, por aquello de la libertad de expresión, que en cierto momento parecía acotado y como que era propiedad de unos cuantos.
Ahora ya no pesa escribir una columna opinativa donde inclusive se llega a la barbajanería de que el autor escriba su propia vida, en un acto de autobiografía.
Vaciar lo que se ve y se oye, decir y desdecir en grupos muy reducidos y que con formación periodística o no, se expresa de acuerdo a sus propias normas y parámetros en lo que hace a la libertad de expresión, que es al final de cuentas, su libertad de expresión, se está volviendo en una caricatura.
Aquellos tiempos en los que cualquiera podía ser periodista, con ética o no, con formación o sin ella, con academia o muy escasa, con cultura o carente de ella, es un concepto que se va superando.
Las redes sociales, base de la juventud actual y que sin duda impactará en las elecciones del 1 de julio, son ese espacio que arrebatan las canonjías que tenían unos cuantos.
Es claro que algunos no los aprovechan o no quieren hacer uso de ese derecho que por la ley SOPA u otros reclamos más, han querido enterrarlos, sobre todo de los que actualmente se sienten atacados como el grupo salinista que intenta apoderarse nuevamente del poder del país, y que se han desatado, se entienden, y se comprenden.
Por ahora, quiérase a no, la juventud va a demostrar su verdadero peso en base de las redes sociales, y es que no estaba dormida, sólo que los partidos políticos no les daban oportunidad, los medios estaban secuestrados por la verdad absoluta del poder, y se han sacudido esos jóvenes, sin duda alguna, ese fantasma de que son manipulables.
Hoy por hoy han demostrado los jóvenes que piensan, razonan y proponen, y no puede ser de otra manera.
Los dinosaurios y fósiles políticos van a ser desplazados, entre amarillos, tricolores y blanquiazules, la hora de esa revolución que tanto se anuncia, tiene edad y tiene fecha: son menores de 30 años y se van a ir a la bola, este uno de julio, sin duda alguna.
Quien no quiera cambiar, que se atenga a las consecuencias.
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