COLUMNA
AAR y los migrantes
«El hombre todo, pertenece al mundo. Desde cualquier punto de la tierra hay la misma distancia al universo.» Seneca
Efraín Flores Maldonado
En todos los tiempos, pero especialmente a partir de la década de los años 50, los guerrerenses incrementaron su migración a los Estados Unidos de Norteamérica. Desde la Costa Grande algunos parientes del suscrito se fueron de braceros y en sus retornos anuales deleitaban a niños y adultos, con sus palabras en ingles y relatos sobre los trabajos que desempeñaban en el vecino país, cosechando productos extraños unos y distantes potros de nuestra dieta cotidiana.
Allá en el norte, algunos se casaban y ya no regresaron; otros allá murieron y los menos construyeron en sus lugares de origen casas grandes, compraron tierras, huertas, ganado y al final regresaban para quedarse aquí. Fue en el gobierno de José Francisco Ruiz Massieu cuando se estableció el «Programa de Atención a Guerrerenses en el extranjero», designando al suscrito coordinador del mismo. En una sencilla hoja tamaño carta, sin membrete, José Francisco firmo a los clubs de guerrerenses en estados unidos el compromiso de establecer el programa e iniciar obras en la región Norte del Estado, especialmente en Amealco y Teucizapan, a costo compartido entre los clubs, el estado y la federación. En el primer año de gobierno, la oficina de solidaridad internacional de la SEDESOL federal a cargo de Ariel Martínez y el gobierno estatal firmaron convenios para ejecutar obra pública en varios municipios por un total de cien millones de pesos, incluyendo tramos carreteros, reparación de iglesias, rehabilitación de plazas públicas, escuelas, espacios históricos e introducción de luz y agua potable. La acción del programa fue completando sus legítimos objetivos al incorporar acciones de apoyo para el traslado de cadáveres de guerrerenses de Estados Unidos a sus lugares de origen, con un apoyo económico adicional en efectivo para los deudos. José francisco propició un apoyo inmenso al programa en su nacimiento. Rubén Figueroa Alcocer continúo la actividad del programa, agregando la gestión de actas de nacimiento y tramite de licencias de manejo. Un evento destacado fue el relacionado con un apoyo especial que Figueroa autorizo en efectivo para guerrerenses radicados en Los Ángeles en un fuerte sismo que sacudió la ciudad. Mientras el gobierno americano dotaba a cada familia con un vale para comida por doscientos dólares, Figueroa me autorizo para entregar a cada guerrerense afectado un apoyo en efectivo de quinientos dólares, lo cual fue bien recibido y muy agradecido por los paisanos radicados allá. El gobernador interino Ángel Aguirre Rivero incremento los apoyos a los clubes, mejoro la eficacia de sus gestiones y firmó un convenio con el IMSS para otorgar servicio médico a esposas e hijos de migrantes que se habían quedado a vivir en Guerrero. René Juárez Cisneros continuo con normalidad el programa y con Zeferino Torreblanca Galindo el programa prácticamente desapareció. Ángel Aguirre Rivero en su segunda etapa como gobernador electo constitucionalmente de inmediato mostro su interés por revitalizar el programa, pero la muerte repentina del Secretario de Migrantes Cuauhtémoc Sandoval Ramírez, lo regreso bruscamente a un espacio de anarquía y caos. El éxito del programa dependerá de la voluntad política del gobernador, pero sobre todo de que los nuevos funcionarios que sean designados en el mismo, conozcan su operación, tengan competencias administrativas, oficio político y sea n capaces de establecer y maximizar relaciones óptimas con los dirigentes de los clubes radicados en estados unidos. Los nuevos funcionarios de la Secretaria de Migrantes deben abstenerse de hacer negocios y transas en el programa y dedicarse únicamente a maximizar la eficacia de la voluntad política del Gobernador. Es todo.
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