COLUMNA

La Jaula de Dios

 Jesús Pintor Alegre

Entre el olaje que ocasionó el vicepresidente de Estados Unidos Joshep Biden entre los candidatos presidenciales del PAN, Josefina Vázquez Mota; del PRD, Andrés Manuel López Obrador: y del PRI, Enrique Peña Nieto; un acto que repercutió en los medios de comunicación hoy mismo, pero que se borra de un golpe con el cumpleaños de hoy también, de Gabriel José de la Concordia García Márquez.

Quizá el nombre no diga nada, ¿pero qué tal se reacciona cuando se dice: Gabriel García Márquez, o incluso, Gabo?, nuestro Gabo, padre del realismo mágico, que aplicado en México es de una magia que duele, y más aún en Guerrero y esta región calentana, que allá a lo lejos, es materia informativa de segunda y tercera mano de quienes reportean cómodamente desde otras latitudes, y desde donde la califican de peligrosa.
El premio Nobel 1982, nació un 6 de marzo de 1927, un novelista extraordinario, un cuentista digamos aceptable, guionista, y un periodista enciclopédico, nacido en Aracataca, Colombia, lugar inspirador de su propia magia, y que en esta comparación ingrata con la magia que nos quieren propinar en este tramo de próximas elecciones, de nuestro propio Nerverlad. De Guerrero se habla de un cuadro desolador: el estado más rezagado o puntalanza en marginación; de gran corrupción, violento, hundido en su barbarie hasta política, donde el que no transa no avanza, un estado con cuando menos 2 millones de personas con sobrepeso y problemas derivados de la mala alimentación, donde un refresco negro es sinónimo de pobreza y riqueza al mismo tiempo, pero de enfermedades.
Guerrero se nos hunde, como en esos 100 años de Soledad de Macondo, con protagonistas como la dulce Cándida, o el amor en tiempos del cólera, que ahora, en un acto gordillista, debe ser en los tiempos de la influencia a hache ele ene ele, donde nos espantan con el petate del muerto, y le juegan al ensarapado.
Guerrero vive una magia, pero irreal. Un estado, este, que podría ser fuente de inspiración para los actos más deleznables, incautados a la sobriedad borracha en un juego de la paradoja, con una política apolítica, un religioso sin Dios, o un ateo arrodillado frente a la Guadalupana luego de un temblor.
Así nos pasa cuando sucede, dicen los esbozos de las palabras de consuelo satírico.
Acá nuestra realidad mágica, pero llena de un surrealismo que se atiborra de candidatos que no necesitan ser inteligentes, sino que sólo cuenta tener un buen padrino, una buena bolsa de dinero, y un excelente cinismo.
Acá no importa si entre su misma hojarasca, llegamos a la primera, segunda, y tercera resignación, nombre, este último, del primer cuento de nuestro Gabo.
A 85 años de nacimiento, se recuerda que Gabriel García Márquez quería ser periodista y escribir novelas, una dualidad casi casada, pues entre los cajones nos hace recordar que el periodismo como tal, es un género de la literatura, una actividad de repente que se carga de vicios y hasta confunden con leperada.
La magia del periodismo se enrolla en este rictus de una angustia que no tiene nada de mágica.
Para Gabriel García Márquez escribir 100 años de Soledad, le costaron 18 meses de su vida, pero acá cumplimos los primeros 83 de nuestro bebé Dinosaurio, dos menos que el Nobel de Literatura; una versión diferente nos habla de 12 años haciéndole de payaso tenebroso pintarrajeado la cara de azul; o el intento de amar al prójimo con ventosidades y algunas hipocresías.
Hoy son 85 años de nuestro heroico Gabriel García Márquez, quien ha vivido para contarla, encaminado en el laberinto de las neuronas que le encuadran las memorias de sus putas tristes, una novela que escandalizó y se rasgaron las vestiduras, pues los intelectuales de pueblo, dijeron que no podían creer tan ordinario a un premio Nobel, que también pues, se también se cocinaban habas allá, en las grandes ligas.
Muchos países reaccionaron, en Irán fue prohibida luego de haberse vendido más de 5 mil ejemplares en esa novela que hablaba de una relación entre un hombre de 90 años con una puberta.
Y bueno, los santiguados en México, como una ONG, que amenazó con demandar a Gabo por hacer apología a la prostitución infantil, por impulsar, dijeron, la pedofilia.
Pues bueno, sin controversia no hay nadie, y hoy, a 85 años de que en Aracataca vio por primera vez la luz, como dicen los adormilados, este literato, periodista, y soñador, padre del realismo mágico, y amo sempiterno de sus fantasmas, un hombre que nos recuerda a ratos, que su propuesta se puede aplicar en esta nación, en este estado, en esta región, y casi en todas y cada uno de los municipios, comunidades y rancherías
. Allá, en aquello lugares, donde apenas han de escuchar que algunos quieren ser senadores, y se les llena la boca de saliva, se les hace agua, como reacción ante la imagen de comida, es que escasamente ven en forma en sus mesas y que han de disfrutar sus familias, en ese nivel de sus propias quimeras.

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