COLUMNA

Reflexiones para un aprendiz de política

 Miguel Ángel Mercado Dúran



 Insociablemente sociables

Nuestra forma de vivir en sociedad no es solo obedecer y repetir, sino también rebelarnos e inventar Pero atención: no nos rebelamos contra la sociedad, sino contra una sociedad determinada.

No desobedecemos porque no queramos obedecer jamás a nada ni a nadie, si no porque queremos mejores razones para obedecer de las que nos dan y jefes que ordenen con una autoridad más respetable.
Por eso el viejo Kant señalo que somos (insocialmente sociables), no asociales o antisociales sin más.
Los grupos animales cambien a veces sus pautas o conductas, de acuerdo con las exigencias de la evolución de biológica cuya orientación tiende a asegurar la conservación de la especie.
Las sociedades humanas se trasforman históricamente, de acuerdo a criterios mucho más complejos, tan complejos… que no sabemos cuáles son.
Unos cambios intentan asegurar determinados objetivos, otros consolidar ciertos valores, y muchas transformaciones parecen provenir del descubrimiento de nuevas técnicas para hacer o deshacer cosas.
Lo único indudable es que en todas las sociedades humanas (y en cada miembro individual de esas sociedades) se dan razones para la obediencia y razones para la rebelión.
Tan sociables somos cuando obedecemos por las razones que nos parecen validas como cuando desobedecemos y nos sublevamos por otras que se nos antojan de más peso. De modo que, para entender algo de la política, tendremos que plantearnos esas diversas razones. Porque la política no es más que el conjunto de las razones para obedecer y de las razones para sublevarse…

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