PRIMERA PLANA


Juan Félix y sus chicles;
una historia de vida aquí



Texto y foto:Jonathan Cuevas/API.--El sudor resbala desde su cabellera hasta su quijada; tan solo levanta su brazo hasta su frente limpiándola con la manga de su vieja playera; hizo una pausa en su caminar, suspiró y luego siguió: -¡Chicles! ¡chicles!-. Gritaba con la ilusión de juntar cinco pesos más, para su pasaje de regreso a casa.
Se trata de Juan Félix Flores, quien además de vender chicles para subsistir, se ha sumado a las movilizaciones de discapacitados en contra del aumento a la tarifa del transporte público, incremento que juzgó como «arbitrario».
Su enfermedad es de nacimiento, y se trata de una parálisis facial que inicia desde el cuello, lo que hace que su postura no sea totalmente recta. Eso también ha sido causa de miles de burlas desde su infancia, según relata.
En casa, es un hijo común, pero no como cualquiera. Él tiene que trabajar, y a sus 26 años, con su inmovilidad física que no resulta un impedimento, le fue imposible encontrar trabajo en algún lugar reconocido, por lo que hoy, tiene que vender chicles.
Su madre se molesta cada vez que llega sin dinero a casa, y cuando no aporta para el mantenimiento del humilde hogar ubicado en la Colonia PRD, en la parte más alta.
«Vivo con mi mamá y con mi papá, a veces me apoyan pero a veces no, yo tengo que trabajar diario para sobrevivir. Mi mamá luego me dice que no trabajo y que nunca tengo dinero, que no traigo dinero a la casa»; relata el joven angustiado apunto de derramar una lágrima al ser cuestionado de su vida privada.
Luego de quejarse por vivir en una de las zonas más altas y lejanas de la ciudad, reveló que tiene que tomar dos combis, es decir, cuatro diarias, lo que representa un gasto de 20 pesos, descontados de los 50 o 60 que gana al día en su vendimia de chicles en el centro de la ciudad.
«Yo vendo mis chicles, y para mí es complicado pagar cinco pesos de pasaje. Yo me he ganado como 50 o 60 pesos al día, pago mi pasaje y lo demás lo llevo a casa»; agrega mientras su frente se humedece más, cual fuera un agua fresca con hielos, siendo golpeada por los intensos rayos del sol.
Su mirada reflejaba tristeza, y su semi-desarrollado cuerpo golpes de la vida. Su piel morena daba certeza de que su labor era al diario bajo el sol, y sus guaraches rotos reflejaban la situación complicada de su economía.
«No hay apoyo del gobierno del estado. Una vez me dieron un apoyo, pero muy poco, realmente no hay apoyo»; lamentó mientras la gente que pasaba lo miraba cual fuera algo extraño.
Luego se quejó de los altos cobros de luz y agua, en los que tiene que apoyar en su hogar; «es que el recibo del agua luego llega de 50 pesos, y tengo que pagar agua, luz, y otras cosas. Mi mamá recibe los recibos de luz muy caros, como de 430 pesos».
Añadió; «ahora éste gobierno nos está subiendo más cara la tarifa de la combi y eso nos daña mucho porque apenas y tenemos dinero. Por culpa de éste nuevo gobernador que es Ángel Heladio Aguirre Rivero, por él están haciendo que paguemos 5 pesos, y no es justo, menos es justo para los discapacitados que nos hemos reunido, pero que no nos hacen caso».
Sin saber qué más decir al reportero que lo cuestionaba, continuó su caminar buscando alguna persona que compre un chicle. A lo lejos, se veían 5 niños que le hacían competencia, y que también buscaban juntar algo de dinero para tener qué comer, igual que Juan Félix.

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