COLUMNA
La Jaula de Dios
Jesús Pintor Alegre
De fe y tiradores. Maravillosa gente la calentana, que pese a los desdenes anteriores de su gobernador, Ángel Heladio Aguirre Rivero, se le reunió ayer en Arcelia y Coyuca de Catalán, gente que sobre los consabidos acarreados, se acercó para escuchar a su mandatario estatal, y ver que ahora sí, estaba allí y no les había fallado otra vez.
Y se acercó sin necesidad de buscar una despensa o un juguete, y que también participó en el juego del que debe ser su guía político en estos tiempos difíciles, con sus ¿quiénes son mejores: los hombres o las mujeres?, ¿quiénes son más arrechos…?, en una dinámica que dejó el mensaje de la necesidad de ser atendidos por su gobierno.
Ayer se soltó el sentir de la gente que no llegó acarreada, y que hoy, con toda seguridad, también estará para escucharlo en Ciudad Altamirano y en San Miguel Totolapan, sumada a los acarreados, esos que van por la torta y el refresco, sobre esos que van obligados por su patrón, y que acuden a darle volumen a los eventos.
Este día de arranque de veda comicial, en el que el Congreso de la Unión, les hace un exhorto a todos los gobiernos estatales, los 32, y el federal, a no movilizarse para no llevar agua a su molino, y para que no se mal entienda que se mueven a favor de sus palomeados, con miras a las elecciones del primero de julio.
Ayer mismo, con más violencia y sangre en la Tierra Caliente, pese a la presencia militar y policial, y el anuncio de un reforzamiento permanente por parte del jefe del Ejecutivo con más militares y policías, como si eso fuera la solución, que en la entrevista banquetera, dada con golpes y codazos de su cuerpo de seguridad, Aguirre Rivero habló que para acabar con la delincuencia, el pueblo requiere de más atención.
Algunos anuncios dio a conocer en Coyuca de Catalán, como esa de que el Hospital Regional ahora sí iba con 60 millones de pesos de inversión inicial, y que ahora sí, también, vendría más continuamente a esta tierra olvidada, que por tradición ha sido reducida a sólo un gran costal de votos, en el lenguaje de los políticos.
El tema tabú en estos momentos, se llama hacer del pueblo, partícipe directo en el gobierno, hacer real el concepto primigenio de la democracia, esa que dice que pueblo es gobierno, que el gobernador es el primer sirviente del estado, y que los alcaldes, los primeros en cada uno de sus demarcaciones municipales.
Hace falta llegar a ese estadio, algo que ha estado haciendo falta en una entidad que parece ser devorado por la inseguridad pública, con políticas fallidas y egoísta, talante utilitario y cargado de sentimientos que se enmarañan con la ambición. Hay muchas cosas, por supuesto, que debe aclarar el mandatario estatal a su pueblo.
Hay mucho que tenga que decirle para reconfortar a un pueblo ansioso por dejar de ver políticos ambiciosos, chapulines, grupo privilegiado con sueldos que ofenden, diputados que no cooperan para abatir el rezago legislativo, programas de las secretarías que no se aplican o se aplican a medias y que hasta en casos extraños, se ha dicho que se desvían con fines electorales.
Ayer, en este embrollo popular, donde se dio a conocer en un tema alterno, que Nicanor Adame Serrano va por el distrito local 18 por el Partido de la Revolución Democrática de viva voz del arcelense, y Elí Camacho, por el 17, en un cuadro donde nos dicen que son los que quedarían finalmente como candidatos si no sucedía algo extraordinario, el mandatario en su tema como gobierno, sintió el calor y la necesidad de los calentanos.
Y hay una lectura vertical que también ha dejado sentir el pueblo, que ya estuvo bueno de tanta simulación, que ya es hora de ponerse a trabajar sin juniores a quienes empujar para otros cargos, o ungidos que por los compromisos amarrados pese a que el pueblo los detesta, los quieren introducir en la pelea por más cargos a la de Wilson, como decían los chavos setenteros.
Una gran tarea entonces se deja en este gobierno que con toda honestidad, sigue sin encajar en el gusto del pueblo, pero que quiere empezar a confiar si los que llevan las riendas de la Res Pública con sus ubres secas, retoman el camino. El pueblo a decidir y a opinar, en espera, por aparte, de la nueva Constitución, también prometida por Aguirre Rivero.
Una carta local que sigue sin arribar, y que tiene en la incertidumbre todo lo que dice que cargará como parte de su esencia popular, donde el pueblo tomará un papel importante, que aún en estos tiempos, sigue sin verse.
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