COLABORACION

Vicario en pos de su derrota

Edilberto Nava García

Ante los sucesos registrados en Chilapa, que mucho tienen que ver con los ajustes en lo político, cualquiera diría que Héctor Vicario Castrejón se prepara para su segunda derrota y ahora aún más estrepitosa. Se comenta que Vicario él no puede ganar una elección en las urnas y por eso se mueve como pez en el agua para beneficiarse de las candidaturas plurinominales. Bueno, eso es también muy cierto. Y es que el de Chaucingo representa al priismo arcáico, ese de cuyos elementos que en apariencia se humillan y hasta se arrastran para conseguir el aplauso fácil y mediante promesas se colocan en sitiales que otros merecen. Pero una vez en el cargo, se escabuyen, se esconden de sus electores. Vicario sólo atiende si es que jugarán sus toros, porque no lo hacen gratis.

En efecto, hace seis años Héctor Vicario Castrejón, pese a su experiencia y gracias a su padrinazgo harto conocido, hubo de probar la derrota electoral ante un casi desconocido: el acateco Marcos Matías, quien con su Altepec nahuas A. C., sólo había venido medrando fondos públicos pero sin ánimos de competir en el terreno electoral. Ante ello, los lamezuelas de Vicario Castrejón alegaron que su derrota se debió al efecto López Obrador. Lo cierto es que en aquella campaña Vicario Castrejón pecó de confianzudo. Se paseaba muy orondo, sonriente, olvidándose del trabajo territorial y, confiado en el respaldo financiero, creyó que antes de la elección ya todo estaba arreglado en su favor. Bueno, supo que la ciudadanía ya no se chupa el dedo igual que antes. Salió sobrando que otros seguidores suyos culparan a los ya desfasados muñecos de peluche que salían en televisión y causaron estragos a los hombres del otrora partidote.

Mas en política todo es posible. Se afirma que hay muchas grabaciones particularmente de todo cuanto dijo Vicario Castrejón hace poco más de un año contra el actual gobernador, que en ese entonces realizaba campaña. Dicen que Vicario dijo lo peor sistemáticamente para denigrar a Aguirre Rivero y provocar la derrota del costachiquense; mas como las palabras de Vicario Castrejón no pesan y son cada vez más falsas, fofas, no hicieron mella, como lo prueban los resultados, adversos al abanderado que él apoyaba.

En tal situación, vale la pena actuar con cautela. Es probable que así piensen, incluso los cercanos del propio Vicario. Hay razón, porque apoyarlo sin analizar las condiciones del distrito, es desperdiciar votos. Ahí están las cifras electorales. El grupo Figueroa ha perdido las elecciones en Huitzuco en forma sucesiva. Por eso ahora sus miembros se empeñan en hacer roncha en tierra ajena. El interés es la permanencia en el candelero y si para ello ha de hacerse derroche de dinero, a Figueroa le sobra y cualquier cantidad es tanto como quitarle un pelo al gato.

Así, someramente analizado el asunto, muchos extenderán la mano para sugerir el fuerte desembolso del de enfrente, urgido de respaldo. Y también es cierto, que por dinero no frenará el

paso quien de antemano sabe que si llega, ha de defender a capa y espada los intereses del poderoso señor, no los intereses de sus electores. Pero eso es parte esencial de la política, llámese sucia, interesada, bastarda y lo que el respetable lector desee añadir.

Empero Héctor Vicario Castrejón tiene también sus ventajas en el rubro electoral. En el sexto distrito electoral federal la pobreza económica de su población es extrema y los indígenas viven porque dios es grande, según expresión propia, porque si del gobierno dependiera, ya se hubieran extinguido. Bueno, esa deprimente situación favorece a los candidatos: han de proliferar las dádivas en especie, en dinero contante y sonante, pero sobre todo en promesas, si al fin y al cabo prometer no empobrece. Por otra parte, esta vez Vicario está por aprovechar el efecto «Peña Nieto», aunque dista mucho de lo que representó el tabasqueño hace seis años. En pocas palabras, no variarán mucho las actuales campañas de las del periodo inmediato anterior. Y Héctor Vicario es conocido como «el hombre de la maleta». Habrá billetes pues, para no enturbiar las «Aguas Blancas» que otros piensan explotar en su contra.