COLABORACION
El complot paralelo
Efraín Flores Maldonado
El problema de Ayotzinapa está evolucionando hacía vertientes impensadas. Del tema educativo, pasa a convertirse en hecho sangriento y del suceso penal se ha elevado a exigencia política. Las becas, plazas automáticas y castigo a los asesinos materiales e intelectuales quedan en un tercer término. Lo urgente no es volver a los salones de clase; lo que importa es seguir en la calle llamando a la rebelión contra el gobernante de Guerrero. El único objetivo vigente es derrocar al gobernador.
Frente a esta curiosa embestida es importante observar que los operadores políticos del gobernador AAR parecen confundidos… o emboscados. Se mueven en un sistemático círculo vicioso, sin estrategia visible o sensible; se perciben ingenuos o suicidas. Sus obras y maniobras lejos de distencionar el conflicto lo entrampan más. Los asesores de los estudiantes han percibido que en el campo de AAR hay generales torpes, ciegos y tal vez simpatizantes del movimiento desestabilizador, porque todo lo que hacen es gasolina arrojada al fuego que reactiva y fortalece las técnicas rudimentarias pero eficientes de la rebelión. En el campo de AAR hay un inexplicable círculo fatal en el que se mueven los mismos operadores políticos que propiciaron los hechos de sangre. Parecieran como un selecto grupo de conspiradores preparando un complot paralelo contra el ejecutivo, porque hacen equivocadamente todo lo que pueden para complicar el conflicto y propiciar el derrumbe de AAR. Los miro como apócrifos protectores del gobernante cuya finalidad inconfesable, no es proteger a AAR, sino más bien aislarlo, secuestrarlo para que no dirija personalmente la operación política salvadora, y seguir siendo ellos los manipuladores de la situación, ocultando verdades y tejiendo con hilos de perversidad el final de este gobierno de alternancia y transición. En estos momentos es posible que esté en marcha un complot interno contra AAR, más peligroso que el complot de los asesores de Ayotzinapa. Los impulsores del complot interno ya no obedecen al gobernador, posponen sus órdenes y pretenden exhibir una virtual debilidad del gobernante. Por eso hago un llamado a los partidarios leales del ejecutivo y elevo mi voz de alerta al gobernador, porque estoy convencido que la función del intelectual y de los estudiosos de la ciencia política es advertir el caos y anunciarlo. AAR desde joven tuvo el ideal de gobernar Guerrero y ha conseguido su propósito en dos ocasiones. Por el bien de guerrero es indispensable que se afiance en su función, pues es evidente que corre el riesgo de convertirse en víctima de sus mediocres operadores políticos cuya lealtad se observa quebrantada y transformada en un complot paralelo contra su administración. Es todo.
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