COLUMNA


La Jaula de Dios


Jesús Pintor Alegre


De reallity shows y demás actos circenses.Y bueno, vino a pasearse Carlos Zeferino Torreblanca Galindo y muy a su estilo, vino a hacer ruido y levantó una gran polvareda entre los políticos, de quienes descubrió tienen una piel muy sensible y luego brincan, como si les picaran los ijares. Pero de paso y para variar, volvió a arremeter contra la prensa.
En este show el menos conmovido fue el pueblo, como que consiente, maduro y sensato, pero a la vez, indiferente, salvo el amago de escándalo en Acapulco. Algo que no se entiende pero bajo ninguna circunstancia, es como la prensa no obstante todos los vituperios, calificativos, y demás linduras que le ha colgado, sigan haciéndoles el caldo gordo.
Ya llamó a los periodistas, plumas vendidas, arrastradas y plumas prontas, calificativos del mismo talante que les endilgó a los perredistas, sólo falta, digamos que está muy cerca, de que les diga come excremento, asnos y todo eso que gusta disparar verbalmente nuestro gran ex gobernador Chirundo.
La visita de Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, apagó la renuncia de Efrén Leyva Acevedo, quien debemos suponer debe irse ya a cambiar pañales a sus nietos, para ser relevado por un político chichuahuense, Víctor Valencia de los Santos, con ese extraño mote de delegado especial con funciones de presidente, pero no fue noticia trascendente.
Y es que el ex mandatario estatal, entre sus graciosadas, en eso que llamó reallity show el contralor general, Julio César Hernández Martínez, se burló de los funcionarios actuales, criticó a Ángel Heladio Aguirre Rivero, condenó la inhabilitación de 18 de sus ex funcionarios, y llenó de excremento a los periodistas.
Pero en ese aspecto tan peculiar en él, cuando que se siente la estrella, sabe que sus declaraciones son recogidas, pues despiertan morbo, sabe que ocasionan escándalo, pues para desgracia de los políticos actuales, ya sabe este personaje Chirundo, cómo masca la iguala.
Pero también dan muestra del masoquismo galopante entre políticos y periodistas, se corre en su búsqueda al saber que pisará la tierra que le dio de comer con manteca, las grabadoras a recoger sus declaraciones, y las cámaras de video y de placas, a recoger las imágenes, para colorear su verborrea.
De cierto en Guerrero, no obstante los males heredados y con tanto golpe, gustamos del dolor propio, como en ese acto swinger, donde se enciman a los tabúes, o en el daño colateral de nuestro insigne Napoleón Bonaparte. Dolores acuciosos, que se entreveran en los gustos de ser y estar.
A Zeferino Torreblanca, ahora que es nada sino un remedo de actor, habría que preguntarle varias cosas, si su soberbia lo permite, pues cabe decir que también, fiel a sus costumbres, en esta visita, trató a la prensa como quiso, le respondió lo que quiso y rechazó contestar lo que le dio la gana.
No cabe duda que en este tramo de la historia, donde un tipo del talante de Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, cargado de esa luminosidad morbosa, cree que puede seguir haciendo lo que le viene en gana. Va a causar mucho escándalo, sin duda, si decide ir por la alcaldía de Acapulco, que ahora también muy a su estilo, dejó en suspenso el partido por el que participaría.
Político o actor circense del morbo, el desgraciado ideal de la voluptuosa Laura de Todos, está allí, vestido o desvestido, como en esa historia del rey desnudo, un hombre, Torreblanca Galindo, que causa escándalo, morbo, que mueve hebras sensibles, que arrastra y acalambra, que duerme a más de uno con su perorata, pero que a pesar de todo, es un hombre hueco.
Hagamos cuentas y valoraciones: ¿en dónde está el cambio en Guerrero?, que lo explique detalladamente, que diga porque necesita de la prensa si tanto la ataca, si dice que es vendida, que diga a cuentos periodistas compró y por cuanto, que diga para que necesita reflectores, para que quiere salir en los medios… como que de repente no es congruente.
Aquí haría falta reflexionar y preguntarse: ¿en dónde los guerrerenses
tenemos dignidad?, ya hay mucho y suficiente con este gobierno actual encabezado por Ángel Heladio Aguirre Rivero que simula en más de las ocasiones, ya tenemos bastante con priistas utilitarios y panistas colaterales, como para que venga un Chirundo a completar las desgracias.
De cierto si se es congruente, ni estas líneas existirían ni tendrían razón de ser pues se le da a Zeferino Torreblanca un espacio que no merece ni mereció nunca preocupar a la gente, a nuestra gente jodida, nuestros hermanos de la Montaña, de la Sierra, que se cuecen en sus problemas, y que siguen esperando la ayuda oficial de payasos como Carlos Zeferino Torreblanca Galindo.

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