COLUMNA
Jiribilla sierreña
Jorge Luis Falcón Arévalo
Los aspirantes a la silla municipal en la comarca cafetalera, se mueven, se deslizan, fintan, se acalambran; y los más aventados arremeten y se enfrentan. Otros pusilánimes, se ajotan. Algunos en la penumbra por el miedo a las sanciones de un atolondrado y centaveado Instituto Electoral del Estado de Guerrero (IEEG), se hacen como que la virgen les hace muecas.
Los sesgos que han asumido en sus respectivas trincheras, a unos los evidencian ante el público ansioso de verificar y saber verdades de cada uno; a otros, solo la muestra tal cual son la misma sociedad que los conoce de sobra y sabe qué han hecho y a qué se han dedicado. Hay expectativas, atenciones, curiosidades, chisme de la grilla, pues.
Se rompen y revientan mitos acerca de tales y cuales prospectos con sus respectivas ansiedades. Se lanzan a la rumorología para desenmascararse unos a otros. Los diablos andan sueltos -parodiando a Mario- y espantan a los medrosos.
Candidatos que avanzan al compás de la banda de chile frito. La salutación es a todos y a lo que se mueva. El rito solo se plastifica, solo es eso. Un ritual, donde la danza es el caminar estrechando manos, abrazando a quien se deje y apretándole los cachetes a niños y niñas y una que otra vieja fodonga, que permita tal caricia.
Las tragedias se combinan con la comedia; y, trágicos y acomedidos hacen su trabajo; andando la sierra que solo los observa en silencio. Esas montañas que han escuchado cientos de frases y oraciones de bienaventuranza y malogrados privilegios. Hoy resuenan allí mismo esas trilladas palabras. Pero son otros aspirantes de diversos partidos. Con colores firmes unos; otros, que han cambiado de organismos políticos cuantas veces se lo permita su cinismo y desvergüenza.
Los hay empresarios cuya visión les permite saber que esta debe ser una ciudad; con las características propias de un ciudadano de mundo, de una gente que sabe y entiende la gobernanza, en un país de mediocridades. Hacer una ciudad es un trabajo de pensantes. No un chiquero. Gente de la libre empresa que harán un buen papel en la administración si logran su cometido: primero si son apoyados por su partido político; segundo, si alcanzan la magistratura local para lograr hacer lo que se debe por Atoyac.
Algunos van a la lucha política porque así se los dicta su conciencia, sean de derecha o de izquierda, se arrojan ante la maltrecha, curiosa y expectante población que les conoce, les sabe sus secretos, sus virtudes y malas mañas; y, por obviedad sus gustos sensuales. Allá andan tras el voto.
Las encuestas realizadas por dos empresas dedicadas a ello –una de esta ciudad cafetalera, la otra de México- arrojan datos reales e importantes acerca de Pablo César Solís Nava; secundándole Edilberto Tavares Cisneros; atrás Fredy Barrera Méndez, pegados Rocío Mesino Mesino, Diego Martínez Ríos y Juan Carlos Pérez González, le siguen Agustín Sotelo Aguilar e Isaías Gómez Ozuna; coleteando con puntaje están Flor Del Carmen Sotelo Galeana, Gustavo Carrillo Ríos y Tony Radilla. Las preguntas son acerca de los trabajos realizados por cada uno de ellos y no la trillada y famosa, que dice: ¿Conoces a fulano de tal? Pues para una encuesta esta pregunta deforma el resultado real. Y es allí donde «brilla» el candidato del gobernador, Javier Galeana Cadena, quien es fielmente conocido por sus fechorías y pillerías, de ello no hay duda, si desapareció el recurso económico para la campaña del actual gobernador.
Y quien viene siendo una agradable sorpresa, lo cual puede marcar un hito en el proceso electoral. En esas informaciones encuestadoras, la personalidad del doctor Humberto Mauricio Hernández Segura, lo ubica en privilegiado lugar con amplias preferencias de una sociedad que quiere a la gente menos maleada en la lides de la administración y conducción de gobierno.
Se prepara la izquierda con sus retos y dogmas. Se alista la derecha con sus proyectos y programas. Solaztequistas, tricolores, naranjas, azules y verdes analizan los amarres, las corporaciones y las alianzas, para llegar a las urnas en complicidades satisfactorias. Desde los milenarios trueques económicos, hasta las componendas representativas gratas y de bonanza.
En tanto, unos deambulan y realizan foros, donde personajes de la política estatal y nacional apapachan a sus pupilos para ser agradables a la concurrencia y ver que cuentan con el respaldo de organismos políticos sin credibilidad y sin una representatividad social, entre el electorado. Lo mismo viene Lázaro Mazón, como Faustino Soto Ramos, como David Jiménez Rumbo, que Mario Moreno Arcos, Raúl Salgado, Raúl González Villalba, Armando Ríos Piter, entre otros representantes populares. Rudos contra técnicos, hombres de carácter unos; otros débiles en sus decisiones, pero le entran, azuzados por su mujer.
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