COLUMNA

La Jaula de Dios

Jesús Pintor Alegre

La maraña en la que estamos inmersos

Cada día que pasa, las declaraciones y hechos de los que hacen vida política, nos sorprenden, un acto que puede ser disparatado si consideramos que ya mucho se ha visto, y mucho se ha oído, pero que la lluvia de sorpresas que dejan un dolor interno, no detienen la granizada de tempestad.

Un país y un estado que sin encompadrar con la muerte, se le concede capa ancha para accionar. Aparte, ya hemos oído y escenificado los shows de nuestros heroicos alcaldes, diputados, secretarios de despacho, funcionarios de más, incluido el gobernador, Angel Heladio Aguirre Rivero.

El caso del asesinato del diputado federal Moisés Villanueva de la Luz, es un claro ejemplo de la maquiavélica escena en la que nos han sumergido. Por allá las declaraciones, los gritos en el cielo, las detenciones de presuntos asesinos, incluido entre ellos, un policía Ministerial, la acusación como responsable, de un edil, el de Tlapa de Comonfort, Willy Omar Reyes Ramos, y su respectivo deslinde.

Pero aparte de todo esto, como en un intento de bálsamo a todo este sufrimiento, los anuncios carnavalescos del gobierno que le responde a su pueblo. Ayer el contralor general del estado, Julio César Hernández Martínez, da aviso de que la Auditoría Superior de la federación, ha tomado medidas con cinco funcionarios de la pasada administración, en lo que hace al año fiscal 2009.

El hecho es simple: no solventaron un total global de 98 millones 827 mil 60 pesos. La medida para esos cinco funcionarios debe parecerle a las autoridades un gran logro, y de allí el anuncio con bombo y platillo: primero, a algunos los amonesta públicamente, y a otros, los inhabilita para ocupar cargos públicos.

No pues sí que están siendo severamente castigados. Los cinco funcionarios de la heroica administración de Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, son para regocijo de nuestro hambriento y maltratado pueblo: el ex secretario de Finanzas, Ricardo Cabrera Morín, por no haber solventado la friolera cantidad de 72 millones 429 mil pesos.

También: el ex secretario técnico de la Subsecretaría de Egresos, Eduardo David González, por no solventar 12 millones 632 mil 800 pesos; el ex encargado de la Dirección General del Sistema del DIF Guerrero, Juan Carlos Estrada Reyes; el ex director de Administración y Finanzas, Octavio López Gómez, y el subdirector de Administración y Finanzas, Néstor Morales Silva, por no haber solventado conjuntamente, 13 millones 765 mil 587 pesos.

Y los amonestados públicamente, algo así como un regaño de papi gobierno a los hijos malcriados fueron: el ex director de Instituto Guerrerense de la Infraestructura Física Educativa (IGIFE), Salvador José Sevilla Romero, «por no aplicar penas convencionales, en atraso de ejecución de obras»; el ex encargado de la Subsecretaría de Egresos, Nagib Miranda Abarca,

Y es que bueno, la sanción es que al ser inhabilitados, ya no podrán ocupar cargos públicos por seis años y seis meses a partir de la fecha marcada, y los regañados públicamente… ¿y eso cómo para qué le sirve al pueblo?, o sea, significa que luego de las transas de estos personajes, que deben de ser la parte más delgada del hilo, sólo los mandaron a descansar para que ya no puedan estar en cargos públicos.

Bueno, vaya, no importa si se llevaron ese faltante para su beneficio, si se lo gastaron en mujeres, alcohol, lujos y depraves, no importa si quedó pendiente tal o cual obra, si los dineros pudieron utilizarse para un beneficio social y se quedó entre las alambres convenencieros de una sola persona, lo que aquí se ve, es que se juega al ensarapado.

Bonitas sanciones y bonita forma de verle la cara al pueblo. Qué forma tan rica de burlarse de él. Por eso se dice y se exclama: bienvenidos al País de las Maravillas, aquí el mundo es color de rosa, y se juega a vivir bien.

, ocasionada en nuestro ridículo universo, y que se carga de simplezas, de sinsabores, de espantos, de barbarie, con políticos que nos sumergen en sus juegos aviesos, que se acusan y se traban pie, y que como reacción, se sacuden las culpas y pegan el grito en el cielo, no es el punto máximo de este desorden social.