COLUMNA
La Jaula de Dios
Jesús Pintor Alegre
Este día, «Guerrero se honró con la presencia de la señora licenciada, Margarita Zavala de Calderón, que visitó Copalillo, perteneciente a la Zona Norte, allá la recibieron el licenciado Ángel Heladio Aguirre Rivero, gobernador del estado, y su señora esposa, presidenta del DIF estatal, la licenciada Laura del Rocío Herrera de Aguirre»… así debería empezar un boletín zalamero, lleno de esa melcocha abrasiva y purulenta.
Y es que en efecto, este día a Copalillo llegó la esposa del presidente con Empleo, Felipe Calderón Hinojosa, ese de la guerra y su daño colateral, ese de las estrategias fallidas y la violencia estallada, ese mismo de la pobreza y el éxodo de miles de mexicanos, de desplazados internos como explicó Cuauhtémoc Sandoval Ramírez, el prospecto a una secretaría de Migración que se inventará en septiembre por el Congreso, bajo la orden del gobernador.
Y la Zavala, vino para medio asomarse a la ventana de los resultados desastrosos que han ocasionado las fallas de las políticas de su esposo, quien se regodea con que la guerra la va ganando, y que todos los mexicanos debemos estar felices de ver tanto poder militar, con sus tanques y tanquetas, sus hummers y su poderoso arsenal, no obstante, sigan sin hacer verdadera mella en el flagelo que está hundiendo al país.
Bueno, y es que la esposa de Calderón Hinojosa, vino a entregar a los municipios de alta marginación, parte de lo que han decomisado al crimen organizado, eso como en un acto de buscar cómplices de sus fallas, como para decirnos: hay secuestros, muertos, miedo y mucha pobreza, sí, pero el gobierno federal está entregando a la gente pobre, parte de los bienes de la gente aquella. Algo así como una flor o una vela para sus muertos.
Un acto para la rabia y el dolor interno, para revolcarnos como caracoles en un costal salitroso. ¿De qué sirve esa fiesta y esas ganas por querer decirnos que en el gobierno hay preocupación y ocupación, pero que en realidad no sirven sus estrategias?, tendría uno que estar ciego y ser profundamente insensible para no dolerse de las escenas que se ven a diario.
El gobierno se presume como el sector más informado, ese mismo que además tiene todos los recursos humanos y, materiales, ese mismo que está consiente de lo que puede suceder si le hace caso al pueblo que exige justicia en cada atropello sufrido. Pero no se entiende entonces, cómo es posible que desconozca donde se encuentra fulano o zutano, de esos que asegura que anda buscando.
A las 11 y media de la mañana, la esposa de Felipe Calderón, debíó estar pisando tierra guerrerense, con ganas de que la admiren.
Con ganas de escuchar que es la mejor del mundo, en los mismos tonos como le decían sus zalameros al ex gobernador Chirundo, Zeferino Torreblanca Galindo, que era el mejor mandatario estatal de la historia de Guerrero. Lo peor del caso, es que la ciudadanía le hace la fiesta, y sigue creyendo en que el lodo hediondo alguna vez será césped verde y aterciopelado.
La sociedad se ha abierto en dos vertientes: por un lado, los ingenuos y por el otro, la ciudadanía apática, esa que no se mueve ni porque tiemble.
En ambos casos son males y son dolores, que se amoldan a estos tiempos donde los liderazgos han dejado de existir, en una sociedad sin guía ni inspiración, donde da lo mismo callar que gritar, donde es lo mismo comer que defecar, donde es lo mismo rezar que vomitar. Hay un profundo hueco que nadie ha intentado siquiera empezar a llenar. Vienen las campañas y vienen los costales de sueños.
Todo se da en la mata ortigosa, cargada de veneno en sus ahuates, con un infierno terrenal que carcome al pueblo. Un pueblo vulnerable que en cada sexenio vuelve a soñar, que vuelve a aspirar mejores tiempos. Es claro que votar no es suficiente, hay que obligar a los gobiernos a que cumplan con su trabajo, y que dejen de creer que le hacen un favor al pueblo si pavimentan una calle o hacen aulas.
Por ello es sano esperar que Ángel Aguirre haga realidad la nueva constitución local, en donde se observe la revocación de mandato efectiva, y que se vea aplicándosela al mismo gobernador, o a los diputados enconchados, o a los alcaldes inútiles, o a los regidores ambiciosos y productores de nada… aunque todo ello por el momento, parece una fantasía y un cuadro de la ensoñación estéril.
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