COLUMNA

La Jaula de Dios
Jesús Pintor Alegre
Mientras se acomodan los diversos aspirantes a otro cargo para seguir comiendo con manteca, bajo la premisa de el que golpea la primera vez, golpea dos veces, ya se escucha el ruido de los adelantados, no obstante el Instituto Electoral del Estado de Guerrero y los partidos políticos, aún no se pongan de acuerdo en siquiera la instalación de casillas y la cantidad de estas para la elección de 2012.
Se escuchan los gritos de la presura por reformas a fondo para amoldar la concurrencia de las elecciones del primero de julio del año próximo, en donde habrá una verdadera confusión para la ciudadanía, ya que se votará para alcaldes, diputados locales, diputados federales, senadores y, presidente de la República, en un acto que no es nuevo, pero aún así, no hay forma de un acuerdo pues hay dudas, enredijos, entre los mismos actores políticos.
En tanto se da eso, enmarañado con las ambiciones de los políticos chapulines, hay un anuncio importante que da la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en el sentido de que las violaciones de los derechos humanos serán juzgados por autoridades civiles, incluidos los que cometan las fuerzas castrenses. Esto es un anuncio trascendental, pues ya decía el visitador general de la Coddehum, los militares no permiten autoridad sobre ellos, y son prácticamente un gobierno alterno al civil.
Un poder que se encima a los alcaldes, incluso sobre el Ejecutivo del estado, ya que basan su poder en las armas que portan, y sólo conocen la autoridad de sus lineamientos castrenses, en el que pudiera tener injerencia el presidente de la República y sólo él, como su comandante supremo, quien ha mandatado que invadan las calles para darle una imagen política de por sí venida a menos.
Hay botones demuestra de la cantidad que se pierde en las partes altas de la sierra y la montaña, en hechos perdidos entre la impunidad y el ocultamiento de los oídos y ojos de terceros, de esta forma, el anuncio es claro y contundente: los militares responsables de violaciones a los derechos humanos de civiles, así es de directo: deben ser juzgados por la justicia ordinaria y no por los tribunales castrenses.
Y que va más allá de la iniciativa de ley propuesta por el presidente de la República, y comandante supremo de las fuerzas armadas, Felipe Calderón Hinojosa, que habla de modificar el artículo 57 del Código de Justicia Militar, y que bueno, está pendiente su discusión en el Congreso de la Unión.
En esto aún hay un gran trecho que salvar, primero, concientizar a los militares y marinos que es real la determinación, que sean señalados y se les documente en caso de que incurran en situaciones violatorias, que atraigan los casos de violaciones las autoridades civiles, y que se les juzgue y se les haga pagar… por el momento se dio el paso, aunque hay que decir que ya se han intentado varios, en este mundo de los enredos y las conveniencias.
En el país, de cierto, sujeto a la autoridad, va amarrada la impunidad, aquí todos son influyentes, aún y sean de caricatura, aquellos que se sienten mejores que otros, que se muestran como si lo fueran y hasta lo gritan, que se enfrentan a la detención para una revisión rutinaria, que se sacuden la incomodidad, como si fueran pulgas, porque tienen fuero, y eso se ve inclusive con trabajadores de los medios de comunicación, diputados, alcaldes, policías, militares, juniors y amigos o parientes de servidores públicos.
Estamos nadando en un mundo del nunca jamás, nuestro Neverland de caricatura, la Disneylandia y Chirulandia ocultas en la oscuridad de nuestras neuronas, y el dolor interno que nos prodiga nuestra conciencia endiablada, color del escándalo, bañado en la humildad de la hipocresía en un juego de Perogrullo.

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