COLUMNA
Falconario
Jorge Falcón
REPRESENTANTES DE SUS PROPIOS INTERESES.
Los representantes populares y su oscuro proceder en favor de sus representados. ¿Qué sector de la sociedad ha sido informado, para asumir, firmar, conocer y aprobar, tal o cual reglamento o ley, en el seno de ese recinto? ¿Quién ha sido visitado en su domicilio, para conocimiento de documentos o para dirimir ideas o asentar anuencias para aprobar tal o cual pronunciamiento jurídico o social? Ante los avances de la ciencia electrónica, ¿Acaso el legislador de su distrito se ha tomado la molestia de irle a notificar de sus majaderos aprobatorios en aumentos que lesionan no tan solo la economía, sino la propia salud? ¿Verdad, que no?
Hasta en tanto la sociedad no despierte de su letargo o fobia al pensar, se dará cuenta de que su condición de servidumbre es esa, por su nula y apática actitud por participar en la vida activa de la nación.
El «trabajo» de diputado es uno de los más desprestigiados de la burocracia de todo el país. Según una mayoría de ciudadanos, el parlamentario -en tanto «representante popular»- es calificado en el rango más bajo de la escala de confianza, credibilidad, eficiencia y aceptación.
Si eso es un diputado. La existencia de un senador, por lo tanto, debe desaparecer del panorama político y con ello nos ahorramos millones de pesos. ¿Dónde están los Colegios y barras de abogados? ¿Dónde los Colegios de administradores y contadores? También en soporífero vaivén de la vida.
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