CULTURAL/SOCIAL

Marcha de las putas

Apolinar Castrejón Marino

El domingo 12 de junio, las mujeres «inquietas» y progresistas de la Ciudad de México realizaron la primera Marcha de las Putas, con la cual esperan impactar la percepción y los conceptos absurdos que la gente tiene de ellas.
La marcha es parte de un movimiento muy amplio que pretende decirle a la sociedad que las mujeres no provocan la VIOLENCIA ni la AGRESIÓN. Que no importa la vestimenta, el lugar, ni la compañía. Que son completamente libres de ejercer su personalidad, ideas y principios. Que están hartas de que el día a día en pleno siglo XXI continúe siendo un enfrentamiento al salir a las calles.
Su lucha es porque no haya más actos sexuales forzados. Cuando ellas dicen NO, es que NO. Su rechazo es total a que sean objeto de estereotipos, prejuicios y discriminación. Ya no más falta de respeto, ya no más insultos, ya no más ignorancia por falta de educación. Ya no más violencia de género con el argumento de que es su culpa porque parecen putas.
La Marcha de la Putas, tuvo su origen en la Ciudad de Toronto, Canadá. El 3 de enero de este mismo año, durante una conferencia sobre seguridad civil, cuando el policía Michael Sanguinetti señaló que «las mujeres deben evitar vestirse como putas para no ser víctimas de la violencia sexual». Las mujeres canadienses muy indignadas, salieron a marchar vestidas con tacones dorados y plateados, ligueros, grandes escotes y pequeñas minifaldas, para exigir una disculpa del policía.
Históricamente, el término «puta» se encuentra cargado de un significado negativo y peyorativo; puta es una mujer promiscua, que tiene relaciones sexuales por dinero o por placer, que viste de manera escandalosa e impúdica. Es un término que se convirtió en un parámetro para censurar el comportamiento de mujeres. Es un insulto absurdo, porque en realidad todas las mujeres son putas en algún momento de sus vidas.
La experiencia nos dice que los términos se desgastan en la medida de su uso y cambian su contenido cuando nos acostumbramos a ellos. Por eso la marcha de las putas, ha sorprendido a la gente en la Ciudad de México, pero con el correr del tiempo, tal adjetivo se tornará en una palabra carente de significado ofensivo.
La marcha inició a las 12:00 hrs, partiendo de la Palma en Paseo de la Reforma, hasta el Hemiciclo a Juárez. Simultáneamente, se realizaron marchas similares en las ciudades más grandes como Monterey, Guadalajara y Veracruz. La Marcha de las Putas fue convocada a través de las redes sociales como Facebook y twiter con mensajes de @diosadelaweb
Y pudimos captar algunas conversaciones que tenían las participantes, como esta que se hacía llamar BestiBuena:
… yo sólo quería bailar. Llegué. Dije Hola y abracé hondo a los amigos. Porque yo abrazo siempre así, no existe otra forma de que yo abrace a quien sea.
Y me preguntó cómo estoy, le digo que bien, y le digo que ¡sólo quiero bailar! y entonces, sin que me interese, sin que yo le estuviera pidiendo algo (porque no le estoy pidiendo algo), me dijo que sale con alguien que está en el mismo lugar. Pero yo sólo quiero bailar, con él, con ella, con quien sea.
Entonces, pienso que la gente cree que solo busco con quien acostarme porque estoy sola, porque no tengo pareja, porque no me une nada con alguien, y aunque sea verdad, y aunque me duela ¿Por qué ventilar mis estados emocionales para su absoluto ningún uso? Me sentí mal. Pero pues qué. Bailé y eso fue suficiente. Me gusta pero eso para mí no significa nada. Y para él tampoco. Y eso está bien.
Quisiera que fuera choro pero no. Estaba yo en calzones y me dieron mota. Comimos lasaña y tomábamos vino. Qué buena mota. De repente alguien hablaba de sus problemas, y me dio ese síntoma risueño de la buena hierba.
Amanecí en un colchón con cinco personas desnudas. Pensé «chale, igual y me dio alguno de estos, y están todos feos». Me pasé a dormir a un sillón. Pero ya no pude dormir, y decidí meterme a la alberca. Estaba yo linda toda encuerada jugando a que salvaba a las arañas de ahogarse en la alberca. Lalalalalalala, cantaba y lalalalalalalala, todo me valía madres, lalalalalalalala.
¡Angélica y Alejandro estaban haciendo lo suyo detrás de la alberca! Me asombré un poco, pero luego me dije «no seas anticuada, es natural, a ver, cuál es el pedo, son novios». Y de repente que le entra al «trío» Miguel (esposo de Gabriela) y estaba ahí la puta de Angélica, como perrito. Ahí sí me espanté poquito.
La que no aguantó fue Gabriela, que entró a la escena muy emputada. Después de que «acabaron». El ambiente se puso tenso. Le dijeron a Gabriela que es normal que estando encuerados afloren los instintos. Le dieron chupe bien fuerte y le dieron mota y al rato, hasta ella y Angélica se hicieron cositas y cosotas.

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