Columnas
Memorándum
Gerardo Ruano Cástulo
PRI: ACEPTAR CON MADUREZ LA DERROTA.
Ante un resultado como el registrado en las elecciones de ayer, en donde es evidente el triunfo contundente del candidato de la coalición Guerrero nos une, Angel Heladio Aguirre Rivero, lo menos que debe hacer el PRI, hay que decirlo, es asumir con responsabilidad y madurez la derrota.
Si, efectivamente, para muchos priístas la derrota es dolorosa. Y más aún, cuando hace seis años también perdieron de manera contundente. Pero de todo eso, el pueblo de Guerrero no tiene la culpa. La derrota del tricolor se gestó desde adentro.
El PRI tuvo todo para ganar, pero los errores comenzaron a llegar desde su misma cúpula, donde a Beatriz Paredes Rangel se le ocurrió la idea de hacer un relevo en la dirigencia estatal, para imponer al nefasto e infumable Efrén Leyva Acevedo, cuyas horas en ese encargo, me imagino, deben estar contadas.
Era inconcebible, que un partido en franco ascenso, después de haber recuperado mucho terreno y ponerse de regreso en la lucha por la gubernatura, volviera a las mismas prácticas que lo llevaron al fracaso.
Llegaron lisiados a la contienda electoral, porque el candidato nunca fue factor de unidad al interior de su partido. El rechazo de diputados federales y locales, así como de miles de militantes priístas fue notable, de tal manera, que estos se sumaron a la campaña de Angel Heladio Aguirre Rivero.
La cúpula del PRI tuvo en sus manos la información real de las encuestas, en donde todas señalaban que el mejor posicionado y para buscar regresar al tricolor a Casa Guerrero, era el ahora futuro gobernador Angel Heladio Aguirre Rivero, a quien le cerraron la puerta, para enviar al matadero a Manuel Añorve Baños.
La derrota es el reflejo de que volvieron a cometer los mismos errores del pasado. Y lo peor aún, rodearon a su candidato de personajes políticos que la ciudadanía también rechaza y repudia. Ahí se ve la mano de una Beatriz Paredes Rangel, que en lugar de actuar con la razón, lo hizo con el corazón. Y por eso, causó la debacle del tricolor.
Lo que viene ahora, después de un resultado tan amplio, con una diferencia por encima de los 160 mil votos a favor de Ángel Aguirre Rivero, es que el PRI y sus aliados reconozcan el resultado y ayuden con ello, a mantener un clima de estabilidad política.
Los números ahí están. Son fríos y fiel reflejo de la realidad. Angel Heladio Aguirre Rivero ha obtenido una votación histórica, llegando cerca de los 700 mil sufragios. Algo que se veía venir, ante la enorme aceptación que tuvo su candidatura y campaña electoral.
Para el pueblo de Guerrero, ante la magnitud del resultado, no debe haber duda, sobre quien será su próximo gobernador. El triunfo es claro y contundente. Por eso, lo que conviene es la responsabilidad y madurez de los actores políticos. Esa es la cuestión.
Mensajes y comentarios: geruanoc@hotmail.com
Gerardo Ruano Cástulo
PRI: ACEPTAR CON MADUREZ LA DERROTA.
Ante un resultado como el registrado en las elecciones de ayer, en donde es evidente el triunfo contundente del candidato de la coalición Guerrero nos une, Angel Heladio Aguirre Rivero, lo menos que debe hacer el PRI, hay que decirlo, es asumir con responsabilidad y madurez la derrota.
Si, efectivamente, para muchos priístas la derrota es dolorosa. Y más aún, cuando hace seis años también perdieron de manera contundente. Pero de todo eso, el pueblo de Guerrero no tiene la culpa. La derrota del tricolor se gestó desde adentro.
El PRI tuvo todo para ganar, pero los errores comenzaron a llegar desde su misma cúpula, donde a Beatriz Paredes Rangel se le ocurrió la idea de hacer un relevo en la dirigencia estatal, para imponer al nefasto e infumable Efrén Leyva Acevedo, cuyas horas en ese encargo, me imagino, deben estar contadas.
Era inconcebible, que un partido en franco ascenso, después de haber recuperado mucho terreno y ponerse de regreso en la lucha por la gubernatura, volviera a las mismas prácticas que lo llevaron al fracaso.
Llegaron lisiados a la contienda electoral, porque el candidato nunca fue factor de unidad al interior de su partido. El rechazo de diputados federales y locales, así como de miles de militantes priístas fue notable, de tal manera, que estos se sumaron a la campaña de Angel Heladio Aguirre Rivero.
La cúpula del PRI tuvo en sus manos la información real de las encuestas, en donde todas señalaban que el mejor posicionado y para buscar regresar al tricolor a Casa Guerrero, era el ahora futuro gobernador Angel Heladio Aguirre Rivero, a quien le cerraron la puerta, para enviar al matadero a Manuel Añorve Baños.
La derrota es el reflejo de que volvieron a cometer los mismos errores del pasado. Y lo peor aún, rodearon a su candidato de personajes políticos que la ciudadanía también rechaza y repudia. Ahí se ve la mano de una Beatriz Paredes Rangel, que en lugar de actuar con la razón, lo hizo con el corazón. Y por eso, causó la debacle del tricolor.
Lo que viene ahora, después de un resultado tan amplio, con una diferencia por encima de los 160 mil votos a favor de Ángel Aguirre Rivero, es que el PRI y sus aliados reconozcan el resultado y ayuden con ello, a mantener un clima de estabilidad política.
Los números ahí están. Son fríos y fiel reflejo de la realidad. Angel Heladio Aguirre Rivero ha obtenido una votación histórica, llegando cerca de los 700 mil sufragios. Algo que se veía venir, ante la enorme aceptación que tuvo su candidatura y campaña electoral.
Para el pueblo de Guerrero, ante la magnitud del resultado, no debe haber duda, sobre quien será su próximo gobernador. El triunfo es claro y contundente. Por eso, lo que conviene es la responsabilidad y madurez de los actores políticos. Esa es la cuestión.
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