Opinión

Vicario a la Campaña
Edilberto Nava García

El proceso electoral entra en su etapa decisiva y los actores se aprestan a pulir sus acciones y sofisticar estrategias para profundizar en el tejido social guerrerense. Sin embargo, no es eludible la guerra sucia; ésta es inevitable, pues la lucha por el poder lo incluye todo y ya nadie se asusta de prácticas antiguas y otras por escribirse.
Es evidente, que si los tres candidatos registrados llegan al día de la elección, el electorado tiene dos opciones, pese a que hay un tercero, al que no ha de considerarse como el clásico tercera en discordia, .luego entonces, las opciones reales son Angel Heladio Aguirre Rivero y Manuel Añorve Baños, ambos con formación priista, con virtudes y defectos además del historial político que les antecede.
Posiblemente no agrade a Aguirre Rivero mi señalado, ‘de formación priista’. pero es innegable. En efecto, tan bien que íbamos hacia la contienda frente a los amarillos que muy maltrechos dejó Carlos Zeferino Torreblanca Galindo; desgraciadamente las decisiones copulares no son siempre acertadas y al parecer fue lo que sucedió.
A los propios añorvistas les he escuchado lamentarse del error de Beatriz Paredes Rangel al optar por Manuel Añorve Baños en Guerrero, a sabiendas que iba abajo en las encuestas preferenciales, mas como ella no mira con buenos ojos que Enrique Peña Nieto se convierta en el candidato del PRI a la presidencia de la república, de quien es muy amigo Aguirre Rivero, la consecuencia es lógica: su decisión partió en dos al priismo guerrerense.
Y es que la unidad de un conglomerado integrante de un partido político pende casi siempre de un hilo delgado, casi hilacha. Y es falso que los actores acaten sumisos decisiones copulares en todo tiempo, si cada uno tiene sus propias visiones del acontecer cotidiano en lo político. Lógico, en Guerrero, esa decisión cupular dio al traste con las aspiraciones guerrerenses de recuperar la gubernatura de una oposición que no supo gobernar y del gobernante equívoco, hoy blanco de tirios y troyanos, por más que los medios de comunicación se obliguen interesadamente a soslayar.
Los añorvistas aseguran que el feneciente gobernador apoya a su candidato; los otros dicen que el compromiso es con Aguirre Rivero, por aquello de asegurar una transición aterciopelada del mando. Pero por su parte, el tal Carlos Zeferino Torreblanca Galindo niega vínculos con uno y otro y asegura que se ocupa en garantizar elecciones tranquilas, cuando los asaltos, asesinatos y ajuste de cuentas están a la orden del día.
Los priistas sonríen, confiando en sus estructuras que le han garantizado el triunfo: están aceitadas y «maiciadas». Pero los de enfrente, también saben que no bastan las estructuras, sino el tejido social, las bases que emiten su voto, porque si sólo de las estructuras dependiera un resultado exitoso, el PRI jamás perdiera una elección. Son sin duda varios los factores que deben atenderse en ambos bandos, fundamentalmente la oferta electoral creíble y confiable; carisma del candidato, la mesura en las promesas y el temperamento del electorado.
A estas alturas, muchos nos preguntamos acerca de quiénes se vale Aguirre Rivero para su acción proselitista, si el perredismo llamado duro ha dicho que con él no. Los priistas que se adhiriron a su campaña son muchos y de probada experiencia en el terreno político, luego entonces, los primeros son lo de menos, porque el voto duro del perredismo está asegurado, ya que no se prevé que sufrague por Añorve Baños.
Pero resumiendo, algo anda mal del lado del doctor no médico. Se intuye porque la semana pasada, Héctor Vicario Castrejón dio a conocer la posibilidad de que se incorpore a la campaña, para lo cual habrá de solicitar licencia en el congreso local, del que fue presidente de la comisión de gobierno, hasta que varios diputados se fueron con Aguirre Rivero y se hizo insostenible la prominente posición. Se entiende, que ya sin el control al interior del congreso y mermado su poder, es mejor tomar partido y no ha de hacerlo con el de enfrente. Quizá piensa contribuir; otros opinan que su incorporación es contraproducente, lo que favorecerá a Aguirre Rivero. Entonces, ¿habrá acuerdo previo?

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