PRIMERA PLANA

El aroma del cempasúchil, las
ofrendas y el copal en Tototepec
Tania Serrano Corona.TOTEPEC, Mpio.TLAPA DE COMONFORT, GRO.—Sin necesidad de ir a otros estados a ver como festejan el Día de Muertos, en los rincones de la Región de Montaña Alta del estado de Guerrero existen costumbres, tradiciones y una cultura muy arraigada, pero poco conocida por quienes dicen ser de esta entidad, donde se puede ver el respeto que les tienen a sus difuntos seres queridos, como es en esta comunidad.
Que como cada año desde el día 27 de octubre se reúnen los mayordomos y voluntarios para limpiar el camino que va desde el camposanto (panteón) como le dicen allá hasta llegar al pueblo, donde los lugareños ya los están esperando, haciendo en cada puerta de sus casas un camino cempasúchil.
Ya por la noche realizan una pequeña procesión, en la cual la gente rezando hace un recorrido desde la entrada del pueblo hasta pasar por sus principales calles, con flores de cempasúchil, velas y copal mientras que una banda de chile frito va tocando y en la iglesia de su santo patrono San Miguel Arcángel repican las campanas, ya que creen que las almas de sus difuntos regresan del más allá, para convivir con ellos.
Después de haber pasado este día, la gente se prepara para poner la ofrenda hasta el 31 de octubre para sus difuntos pequeños o niños con tamales de hoja de maíz rellenos de mole rojo o verde y carne de cebrada de pollo; atole de piña y arroz; pan de muerto con figuritas de animales y espolvoreados con azúcar de color rosa, el cual cuelgan en el arco de carrizos junto con la flor cempasúchil que pone al frente de la mesa o atrás dependiendo del gusto de la gente y algunas frutas como jícama, mandarina, manzana, camote, entre otros.
Ese día las campanas repican a medio día, lanzan cuetes y poniendo las mañanitas en las bocinas que algunas casas tienen, donde anuncian o ponen música, como si fuera la radio de «La Voz de la Montaña» o alguna radio de Chilpancingo, para celebrar que los difuntos ya están presentes con ellos o para darles la bienvenida nuevamente.
Y por la noche, algunas personas suben al camposanto, a dejarles sus arcos de flor de cempasúchil o sus ramos de carrizo adornado con flores de cempasúchil y sus velas para encenderlas allá, mientras que el padre realiza la misa al frente de la cruz que predomina este lugar.
Al día siguiente el 01 de noviembre, preparan la otra ofrenda para los difuntos grandes, donde colocan también tamales de hoja de maíz rellenas de mole rojo o verde y carne de cebrada de pollo o cerdo; atole agrio que lleva fríjol y pipián, o atole blanco, su vasito de mezcal o aguardiente y/o su pepsi; su pan de muerto, pero aquí las piezas son un poco más grandes con figuras de animales como caballos o muñecos espolvoreados con azúcar de color rosa.
En estos días todos se desvelan como el panadero Joaquín Serrano García, quien desde las tres de la mañana junto con su familia se levantan a elaborar artesanalmente este rico pan de muertos, el cual colocan en el horno hecho de adobe que antes lo preparan poniendo le leña y fuego hasta ponerse al rojo vivo, para después hacer a un lado las brasas e iniciar con el proceso de hornear.
Ya llegada la noche, la gente del pueblo entre niños, jóvenes y adultos suben otra vez al camposanto a llevarles sus flores de cempasúchil en grandes arcos o ramos, velas y copal, mientras que el padre realiza la misa, ese día el camposanto se ilumina más, por la cantidad de luz que tienen las lapidas y las tumbas que se encuentran ahí, hasta el aire es cálido a pesar del frío que hace en la montaña.
Además durante toda la noche en estos días las campanas de la iglesia repiquetean y los que se encargan de hacerlo se van turnando, para aguantar la noche.
El día 02 de noviembre por la mañana la gente se prepara para despedir a sus difuntos, limpiando nuevamente las calles, otros se organizan para decorarlas poniendo sus tapetes de aserrín, colocándoles o haciendo figuras de colores, donde pasará la procesión, pero ahora acompañados de los estandartes de su santo patrono San Miguel Arcángel, la Virgen de Guadalupe y la imagen de Padre de Jesús, así como la banda de chile frito.
Que inicia desde la iglesia, caminan por las calles principales hasta llegar a la salida de esta comunidad, donde hay una cruz de tres metros que está sostenida por un pilar de piedras, la cual los peregrinos colocan sus ramitos de flores de cempasúchil, sus velas y su copal, mientras los mayordomos realizan el rezo y algunas personas se forman para pedir por el alma de sus difuntos que en este año se fueron.
Después se regresan nuevamente para llevar los estandartes y la imagen a la iglesia, es cuando dan fin a la celebración de los Días de Muertos y los familiares que los visitan los despiden entregándoles sus ofrendas las cuales fueron colocadas durante estos días en el altar de muertos o se los intercambian con sus amistades.

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