Opinión

El Consumador
Edilberto Nava García
Desde hace cinco años, primero, y hace dos meses, últimamente, busqué con ansias en la biblioteca Ignacio Manuel Altamirano, de Tixtla, el libro Vicente Guerrero, el consumador, de la autoría de Herminio Chávez Guerrero. No tuve éxito y dos empleados de plano me dijeron que no conocían el libro y tampoco tenían idea de cómo conseguirlo para agregarlo a la bibliografía de la institución. Lo lamenté mucho más que un culto tixtleco.
Empero dicho libro lo había yo leído recién impreso en la capital del país; alguien me lo obsequió en la Confederación Nacional Campesina. Entonces supe que Tixtla sería sede de los tres poderes de la unión el 27 de septiembre de ese año, 1971, al conmemorarse los ciento cincuenta años de haberse consumado la independencia nacional. Y efectivamente, así sucedió. Me llenó de orgullo y sentí admiración por el presidente de la República, porque como es bien sabido, aquello se hizo con acuerdo presidencial.
El libro, me pareció el más completo, comparado con los dos o tres que del consumador había yo leído. Lo facilité a varios de mis paisanos para que lo leyeran. No sé si todos los hicieron, pero el enésimo que me lo solicitó, no me lo devolvió y cuando fui a su casa por el ejemplar, lo vi deshojado en el piso. Ni modos, me dije, lo conseguiré nuevamente. Falsa fue mi esperanza, porque me fue imposible, incluso, ni en la biblioteca de Tixtla lo hallé.
Durante la semana cultural que con motivo de los festejos del 228 aniversario del natalicio de Vicente Guerrero que ya culmina, me dio mucho gusto que los organizadores presentaran una reedición de dicho libro que, no debiera faltar en ningún modesto librero de todo guerrerense bien nacido. Me parece que es el mejor testimonio de reconocimiento que debe tributarse a un hombre que luchó por la por la emancipación de la patria, sin anteponer jamás sus intereses personales ni facciosos. Así lo dejan entrever a tanta distancia sus expresiones o consignas de «Independencia, Libertad o Muerte». O aquella respuesta que el indómito Guerrero da a su padre, mediador del virrey: «Tu voz padre, para mí es sagrada, mas la de mi patria es primero».
Que la reacción ha querido siempre menospreciar al suriano, eso será siempre. Ahora mismo, hay la versión de que el presidente del desempleo y el derramamiento de sangre mexicana, Felipe Calderón, insiste por colocar en alto pedestal a Agustín de Iturbide, llamándolo como la iglesia católica, el consumador de la independencia mexicana, cuando que no fue más que un soldado al servicio de la corona española, sanguinario, falso y traidor.
Por esa y otras razones, hoy más que nunca debemos insistir en el rescate de nuestra nacionalidad. No importa que los mal nacidos o sin patria insistan en borrar nuestra memoria histórica; no importa que México como país sea las más de las veces botín de audaces y engañadores, pues si hojeamos la historia escrita, Iturbide representó al poder de España en el Anáhuac y cuando ese mismo poder fue ya insostenible, Iturbide pactó, no para abanderar y culminar con los propósitos fundamentales de los anhelos del pueblo, sino para engañar, para simular. Por eso pronto se hizo coronar emperador. ¿Qué más traición?

Comentarios

  1. Buenas tardes Sr. Nava. Mi nombre es Héctor Osorio Chávez, soy nieto del Prof. Herminio Chávez Guerrero.
    Gracias por difundir la verdadera historia de México. Si aún le interesa, tal vez yo pudiera conseguirle un ejemplar de la primera edición de la biografía de Vicente Guerrero escrita por mi abuelo.
    Le dejo mi correo electrónico por cualquier cosa.
    hmoc_21@hotmail.com

    Reciba un cordial saludo.

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