Columnas

Entre la verdad y la ficción

LOS VOCEROS DE LA DESGRACIA.
Los responsables de los medios de comunicación comerciales, radio y televisión privados y públicos en Guerrero, muestran una vez más su condición de soldados del régimen gubernamental. En una acción a todas luces concertada por convenios soterrados y signados por millonarias sumas o posiciones gubernamentales. En el, lanzan desde sus frecuencias y canales feroz campaña de un Acapulco cambiado “transformado” (sic) ó de un Acapulco con “excelsa” calificación numérica. Además desde allí emanan las descalificaciones y desprestigio contra partidos adversos al tricolor; así como a toda clase de instituciones o personajes que, a juicio del poder de gobierno acapulqueño, pudieran favorecer eventuales cambios en la vida política del que “rige” los destinos de la ciudad. Más no de los ciudadanos, a quien en nada han sido favorecidos.
Sustentados en los enormes intereses económicos y políticos compartidos con el grupo priísta que buscan por todos los medios afanosamente el gobierno federal, se lanzan a las cabeceras municipales y jefaturas estatales, los empresarios, responsables ó gerentes de esos medios, están dispuestos a lo que sea con tal de no ver amenazados sus privilegios largamente disfrutados, -al menos en esos cinco años y meses menguaron por la llegada del empresario Torreblanca Galindo, que no supo correlacionarse con los medios masivos, lástima de él; pero, en fin-. Por eso han hecho del infundio, la calumnia y la consigna disfrazados de noticias y comentarios, -estos voceros o sicarios del micrófono son empleados de quincena en la oficina de Finanzas del centro de la ciudad de Acapulco- Por ello “han hecho su mejor campaña publicitaria”, que en nada se parece a una propaganda política para manipular la sociedad guerrerense en los momentos en que ésta se ha decidido por el cambio de partido en el gobierno estatal lo hagan por el alcalde acapulqueño. Por cierto un tanto manoseada y grosera en el manejo de la persona, tal publicidad.
Saben que cualquier otro grupo en el poder, que no sea el PRI, desmantelaría el sistema jurídico de prebendas y proteccionismo que tanto ha favorecido a una de las industrias más monopolizada y excepcionalmente tratada en el plano fiscal.
El apoyo económico que se les dispensa a las radios comerciales y televisoras de ese mismo reglón, supera el presupuesto de la Universidad Autónoma de Guerrero o a dependencias juveniles, como a instituciones de cultura; que es allí, en la máxima casa de estudios donde debiera invertirse ese dinero que será más provechoso para aventajados estudiantes que requieren de una beca y no depositarlo en mensajes que sublimizan lo gansteril del gobierno.
La correlación que por años han sostenido las administraciones priísta y los representantes de la radio y la televisión comerciales publicas y privadas, convenenciera como lo ha sido, no es producto de recelos ó miedos ó amenazas sino de alianzas cupulares donde unos y otros siempre han salido ganando: unos, el usufructo y beneficio inmoderado de bienes y otros, la garantía de la permanencia en el poder. Para unos y otros esa radio y esa televisión han sido por siempre sus medios y sus remedios.

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