Opinión

Entre la verdad y la ficción
Universidad Autónoma de Guerrero
Jorge Luís Falcón Arévalo*

«Los monos son demasiado buenos para que el hombre pueda descender de ellos» -Federico Nietzsche-
Hagamos un poco de historia, para que el lector de otras tierras lejanas, conozca como una Universidad, fue sitio de barbáricas actitudes de gángsters que procedieron como soldados saqueadores; extrayendo lo que les fue útil; ensuciando y confundiendo; pero, además ultrajando todo.
En 1950 se determinó que la enseñanza en el Colegio del Estado tendría el carácter de universitaria. En 1960 se consideró necesario un modelo de educación que respondiera, apuntara y coadyuvara a la solución de la problemática socioeconómica, política y cultural de la entidad. Bajo estos considerandos los legisladores decretaron el cambio de Colegio del Estado por Universidad de Guerrero, en sus palabras: es evidente la necesidad de reestructurar nuestro sistema de educación superior para hacer posible la formación de profesionistas y técnicos que afrontarán los problemas del Estado de Guerrero.
El decreto de su fundación se publicó el 30 de marzo de 1960.
El 21 de octubre de 1960, a las 12.30 horas los estudiantes ponen las banderas rojinegras en el pórtico principal del edificio y declaran la huelga. El pliego petitorio reproduce la crisis que vivía la institución a raíz de su creación:
Destitución del Rector Alfonso Ramírez Altamirano, por no tener título universitario.
En febrero de 1962 el Consejo Universitario elige por primera vez rector de la Universidad, recayendo tal investidura en el Dr. Virgilio Gómez Moharro.
En 1970 llega a la rectoría el doctor Jaime Castrejón Diez. Cuyo plan era un proyecto de transformación a corto, mediano y largo plazo; contemplaba la creación de 15 programas trascendentes para darle a la Universidad, el sentido real de una máxima Casa de Estudios.
El 19 de noviembre de 1971, la guerrilla de Genaro Vázquez Rojas, secuestra al rector. El 1º de diciembre es liberado y el 29 de febrero de 1972, presentó su renuncia. Su salida propició que el proyecto que había formulado para transformar la institución no se concretara. Varios de esos secuestradores se desempeñan en instancias de los tres niveles de gobierno, aquí mismo en Guerrero.
Llega, -rector por tres veces-, a la rectoría el doctor en sociología Rosalío Wences Reza, para el periodo 1972-1975. La nueva administración se caracterizó por instrumentar un proyecto político académico de universidad, diferente al modelo que estaba implementando el doctor Castrejón, que se conoció como Universidad-Pueblo. Que hasta la fecha resultó «balín» y botín político, porque ni academia, ni universidad. Pero eso sí, una inmensa cueva de ladrones entre sus rectores. ¿Quién de ellos está pobre? Quién los conoce saben que chanclas usaban. Pero además saben quien otro que no llegó a rector y cómo usaba la universidad para presionar a las autoridades gubernamentales, para su voraz «apetito político y económico. ¡Bello paraíso para estas pránganas que ahora pretenden seguir utilizando a los jóvenes como carne de cañón!
La autonomía ha servido para que ex rectores y sus sicarios la hayan esquilmado, no tan solo las arcas, sino a la propia sociedad guerrerense. Una alma mater más vapuleada que la espalda de un albañil. Planes de estudios de arqueología educativa confusos y enajenantes. El asunto claro y abyecto, la Facultad de Ciencias de la Comunicación. Egresan universitarios sin conocimiento de la profesión, sin las prácticas requeridas y pésimas en sus conocimientos universales de la literatura. Esto debido a profesores gandallas semi- teóricos; y, sin que hayan llevado a cabo el ejercicio del periodismo. Profesores que son acosadores sexuales, que solo así sortean las calificaciones.
Han renunciado a su condición de maestros, lo que es peor, a la calidad de universitarios y como operadores políticos están interesados sólo en sus beneficios personales. El ex rector -aún no entiende que ya dejó de serlo- Dolores Arturo Contreras Gómez, sufrió un revés hace dos semanas: quiso cobrar un recibo por l25 mil pesos para gastos de un «viaje académico» de la «escuelita» de Ciencias Naturales que se mandó a hacer cuando fue rector, para pasarla mejor como director, sin ser electo, que en Ciencias Químicas donde debería estar. El rector Villegas Arrrisón, que debe firmar los pagos cuando pasan de 50 mil, rechazó el gasto y sólo aprobó 15 mil que fue lo que, con disgusto, tuvo que cobrar Dolores Arturo Contreras Gómez. ¡Esta es la imagen de un ladrón!
Hoy el rector Dr. Asencio Villegas Arrizón, está implementando nuestras estrategias administrativas y académicas, para hacer una nueva cultura politica de la Universidad. Y eso, le ha traído consecuencias graves, con los que han lucrado con la institución.
Las juventudes universitarias deben apoyarle y no ser comparsa de profesores burócratas. La Universidad es política, pero no de marrullería como pretende el hampón Anselmo Sotelo.
Bien sería que el pleno del Congreso Universitario, aprobara que todo aquel que ocupe el cargo de rector, al término de su ejercicio, sea jubilado. Ese sería darle a la Universidad su parte importante de academia.

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