Los éxitos se
siembran hoy
Glendobeth Gutiérrez Castrejón*
A unos 37 kilómetros de la capital del estado de Guerrero se encuentra Apango, un pueblo tranquilo y pintoresco en el que apenas usted pisa el suelo y ya tiene contacto con la historia, pues en ese fraternal ambiente puede imaginarse entre los caudillos que con sus ilusiones, trabajos y esfuerzos, contribuyeron al logro de algunas conquistas que hoy en día tenemos.
Avecindado desde ya casi 20 años en el municipio de Mártir de Cuilapan, Guerrero, un hombre entusiasmado se ocupa en buscar un instructor para una banda de guerra, hace algunos días, solidarizándose con la escuela secundaria del pueblo donde tiene arraigo y simpatías filantrópicas, obtuvo 24 instrumentos gracias a una de tantas gestiones que ha hecho a favor de la tierra del buen mezcal.
Entusiasmado llega el instructor al plantel educativo la mañana de un sábado, ahí lo reciben los jóvenes estudiantes llenos de emoción pues en la escuela nunca ha habido tambores ni cornetas, el guía se pone al nivel de los estudiantes y empieza a tratarlos, palpa sus ilusiones, energías, entrega y agradecimiento perpetuo al quien gestiono los instrumentos que de ahora en adelante marcaran el paso a los contingentes en los desfiles y seguramente estarán presentes en las aperturas de los eventos mas relevantes del pueblo.
Así como se habla del cuerpo humano y que este tiene elementos que lo forman, igual sucede con los instrumentos, los tambores se componen por: vaso, parches, piola, aros, ramal, portacajas, baquetas, etc.; las cornetas se integran por: pabellón, caña superior, tornillo mariposa, túnel, entre otros. Esto es lo nuevo que aprendieron en un primer momento antes de empezar a redoblar los tambores y hacer rugir las cornetas.
Fue grato mirar a los jóvenes con los nuevos equipos en sus manos, sus rostros se llenaban de luz, y como los bebes antes de correr, empezaron a dar sus primeros pasos que en breve les permitirán darle realce a su institución educativa cuando ejecuten con marcialidad los honores a la bandera, el himno nacional, 3 de diana, paso redoblado y demás toques que aprenderán paulatinamente.
Todos los aprendices intentaron llevar a la práctica las enseñanzas, Ivan y Antonio fueron los primeros en aprender, los demás adquirieron confianza poco a poco, pues de uno por uno fueron pasados al frente para perder el miedo y conquistar la confianza suficiente que les permita tomar en cuenta es la practica quien finalmente hace al maestro, que los buenos frutos se cortan después de haber sido bien cultivados.
Al final de lo que fue el primer ensayo una jovencita se acerco y manifestó a quien ese día llamaron «maestro», sus deseos de dejar el tambor para tomar una corneta, su interlocutor le pregunta si eso es realmente lo que quiere, ella responde que si. Siempre habíamos visto mujeres haciendo bailar las baquetas en el parche del tambor, cosa que realmente sorprende, pero ahora nuestra admiración creció porque así como van las cosas esta jovencita puede seguir dando muchas gratas sorpresas.
Definitivamente Apango tiene talento, su gente es noble, trabajadora y entusiasta, los aplausos para el Dr. Manuel Zamano que con su granito de arena una vez mas ha estimulado la participación de sus conciudadanos, de los niños en quienes se debe invertir bastante para que en un futuro próximo detonen el progreso de su patria chica.
Podrán pasar muchos años en los cuales inclusive quizá lleguen mas instrumentos nuevos, mas el merito que tiene el Dr. Zamano, de haber sido el primero en hacerlos llegar y el primero en buscar quien los instruyera, eso nadie se lo quitara, el pueblo de Apango le ha reconocido sus esfuerzos y le brinda su cariño porque ha invertido su preciado tiempo y esfuerzo en hacer nuevamente una respetable labor comunitaria.*glendobeth@hotmail.com
siembran hoy
Glendobeth Gutiérrez Castrejón*
A unos 37 kilómetros de la capital del estado de Guerrero se encuentra Apango, un pueblo tranquilo y pintoresco en el que apenas usted pisa el suelo y ya tiene contacto con la historia, pues en ese fraternal ambiente puede imaginarse entre los caudillos que con sus ilusiones, trabajos y esfuerzos, contribuyeron al logro de algunas conquistas que hoy en día tenemos.
Avecindado desde ya casi 20 años en el municipio de Mártir de Cuilapan, Guerrero, un hombre entusiasmado se ocupa en buscar un instructor para una banda de guerra, hace algunos días, solidarizándose con la escuela secundaria del pueblo donde tiene arraigo y simpatías filantrópicas, obtuvo 24 instrumentos gracias a una de tantas gestiones que ha hecho a favor de la tierra del buen mezcal.
Entusiasmado llega el instructor al plantel educativo la mañana de un sábado, ahí lo reciben los jóvenes estudiantes llenos de emoción pues en la escuela nunca ha habido tambores ni cornetas, el guía se pone al nivel de los estudiantes y empieza a tratarlos, palpa sus ilusiones, energías, entrega y agradecimiento perpetuo al quien gestiono los instrumentos que de ahora en adelante marcaran el paso a los contingentes en los desfiles y seguramente estarán presentes en las aperturas de los eventos mas relevantes del pueblo.
Así como se habla del cuerpo humano y que este tiene elementos que lo forman, igual sucede con los instrumentos, los tambores se componen por: vaso, parches, piola, aros, ramal, portacajas, baquetas, etc.; las cornetas se integran por: pabellón, caña superior, tornillo mariposa, túnel, entre otros. Esto es lo nuevo que aprendieron en un primer momento antes de empezar a redoblar los tambores y hacer rugir las cornetas.
Fue grato mirar a los jóvenes con los nuevos equipos en sus manos, sus rostros se llenaban de luz, y como los bebes antes de correr, empezaron a dar sus primeros pasos que en breve les permitirán darle realce a su institución educativa cuando ejecuten con marcialidad los honores a la bandera, el himno nacional, 3 de diana, paso redoblado y demás toques que aprenderán paulatinamente.
Todos los aprendices intentaron llevar a la práctica las enseñanzas, Ivan y Antonio fueron los primeros en aprender, los demás adquirieron confianza poco a poco, pues de uno por uno fueron pasados al frente para perder el miedo y conquistar la confianza suficiente que les permita tomar en cuenta es la practica quien finalmente hace al maestro, que los buenos frutos se cortan después de haber sido bien cultivados.
Al final de lo que fue el primer ensayo una jovencita se acerco y manifestó a quien ese día llamaron «maestro», sus deseos de dejar el tambor para tomar una corneta, su interlocutor le pregunta si eso es realmente lo que quiere, ella responde que si. Siempre habíamos visto mujeres haciendo bailar las baquetas en el parche del tambor, cosa que realmente sorprende, pero ahora nuestra admiración creció porque así como van las cosas esta jovencita puede seguir dando muchas gratas sorpresas.
Definitivamente Apango tiene talento, su gente es noble, trabajadora y entusiasta, los aplausos para el Dr. Manuel Zamano que con su granito de arena una vez mas ha estimulado la participación de sus conciudadanos, de los niños en quienes se debe invertir bastante para que en un futuro próximo detonen el progreso de su patria chica.
Podrán pasar muchos años en los cuales inclusive quizá lleguen mas instrumentos nuevos, mas el merito que tiene el Dr. Zamano, de haber sido el primero en hacerlos llegar y el primero en buscar quien los instruyera, eso nadie se lo quitara, el pueblo de Apango le ha reconocido sus esfuerzos y le brinda su cariño porque ha invertido su preciado tiempo y esfuerzo en hacer nuevamente una respetable labor comunitaria.*glendobeth@hotmail.com
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